La ciudad de Murcia recibió hace unos días una visita muy especial: siete estudiantes noruegos del instituto Byåsen Videregående Skole, acompañados por su profesora, llegaron con mochilas llenas de curiosidad, muchas ganas de hablar español y una energía que transformó las aulas, las calles… ¡y hasta nuestro clima!
Procedentes de la región de Voss, rodeada de montañas, lagos y naturaleza espectacular, estos jóvenes decidieron cambiar, al menos por una semana, sus abrigos y bufandas por gafas de sol, crema solar y mucho español. Y aunque el grupo no era numeroso, su entusiasmo fue contagioso desde el primer minuto.
¿Quiénes son los estudiantes de Byåsen VGS?
El instituto Byåsen VGS, ubicado en Trondheim (aunque en el texto inicial se menciona Voss, que es otra ciudad —esto se puede ajustar si lo deseas), es uno de los centros educativos más grandes de Noruega, con aproximadamente 1100 alumnos y profesores. Es un lugar en el que la diversidad, la inclusión y la calidad de la enseñanza son pilares fundamentales.
En Noruega, el gobierno apuesta por una educación pública igualitaria, accesible para todos los estudiantes, sin importar su origen cultural o su nivel socioeconómico. Byåsen es un excelente ejemplo de este modelo: ofrece una gran variedad de itinerarios educativos, adaptándose a los intereses y talentos de cada alumno, y combinando teoría y práctica para preparar a los estudiantes no solo para los exámenes, sino para la vida real.
Y dentro de esta educación moderna, abierta y flexible, el aprendizaje de lenguas extranjeras ocupa un lugar esencial. Por eso, cuando surge la oportunidad de viajar al extranjero para practicar un idioma in situ… ¡ni lo dudan!
¿Qué vinieron a hacer a Murcia?
El objetivo principal del viaje era claro: mejorar su nivel de español. Pero aprender un idioma fuera del aula significa mucho más que estudiar verbos o memorizar vocabulario. Significa lanzarse a hablar con desconocidos, pedir un café con leche en una terraza, perderse en una ciudad nueva, entender una canción en la radio o reírse con una expresión que no aparece en los libros de texto.
Por eso, durante su estancia en Murcia, el grupo participó en un curso intensivo de español adaptado a su nivel, con clases prácticas, dinámicas y muy comunicativas. Se trabajaron situaciones reales: presentarse, pedir en un restaurante, preguntar direcciones, hablar del tiempo, hacer compras… y por supuesto, expresiones típicas de aquí, como «¡qué calorazo!», «una caña bien fría» o «esto está para chuparse los dedos».
Pero no todo fue clase: la experiencia incluyó también un programa completo de actividades culturales y de ocio, diseñadas para que conocieran la esencia de Murcia desde dentro.
Explorando Murcia: mucho más que sol
Durante su visita, los estudiantes pudieron descubrir muchos de los tesoros que guarda Murcia: la Catedral y su impresionante fachada barroca, el Casino Real, las plazas llenas de vida, los mercados tradicionales, y también los pequeños detalles que hacen única a esta ciudad: la forma de hablar de la gente, la costumbre de tapear, los saludos espontáneos, los colores del atardecer sobre el Segura…
Participaron en rutas guiadas, degustaron platos típicos (sí, los paparajotes triunfaron una vez más), y hasta se atrevieron a hablar en español con los comerciantes del mercado o con los compañeros del centro. Hubo momentos para reír, para aprender, para hacer fotos y, sobre todo, para vivir el español en contexto real.
Uno de los momentos más especiales fue la jornada de intercambio cultural: una actividad en la que los estudiantes noruegos pudieron charlar con estudiantes locales, intercambiar curiosidades sobre sus países, practicar idiomas y, por qué no, hacer nuevas amistades internacionales.
De los fiordos al Mediterráneo
Venir desde Noruega hasta Murcia no es un simple viaje: es un cambio radical. De un entorno frío, silencioso y cubierto de nieve gran parte del año… a una ciudad cálida, con palmeras, ruido, colores, olores intensos, sabores nuevos y una forma de vivir completamente distinta.
Pero esa es precisamente la riqueza de este tipo de experiencias. Descubrir otras realidades, abrir la mente, comparar costumbres, y entender que, aunque nuestras culturas sean diferentes, nos unen muchas más cosas de las que nos separan.
Muchos de los estudiantes del grupo Byåsen no habían salido nunca del norte de Europa. Algunos incluso no hablaban mucho español al principio, y se mostraban un poco tímidos al intentar comunicarse. Pero poco a poco, entre sonrisas, juegos, excursiones, frases mal pronunciadas pero bien intencionadas, fueron ganando seguridad y soltura. Al final del viaje, ¡ya hablaban con acento murciano y todo!
Lo que se llevan de vuelta a casa
¿Qué se llevan en sus maletas de vuelta a Noruega? Más allá de los souvenirs y las fotos, se llevan recuerdos imborrables: una ciudad que les ha sorprendido, un idioma que ahora sienten más cercano, personas que les han acogido con cariño, y la sensación de haber crecido, aunque solo haya sido durante unos días.
Han aprendido que estudiar un idioma es también conectar con personas, que equivocarse forma parte del proceso y que, a veces, una sonrisa y un «gracias» dicho con acento extranjero pueden abrir muchas puertas.
Y quizá, quién sabe, esta pequeña aventura haya despertado en más de uno la chispa para volver en el futuro: como estudiante Erasmus, como viajero curioso o simplemente para volver a probar esos paparajotes que tanto les gustaron.
Gracias, Byåsen
Para nosotros ha sido un auténtico placer recibir a este grupo. A pesar de ser pocos, llenaron el instituto de vida, de entusiasmo y de ganas de aprender. Su paso por nuestras aulas y por nuestra ciudad nos recuerda por qué amamos lo que hacemos: porque la educación es también intercambio, diversidad, cultura y apertura al mundo.
A todo el equipo de Byåsen VGS, ¡gracias por confiar en nosotros! Y a los estudiantes: ¡os esperamos de nuevo con los brazos abiertos!



