5 formas de llamar al famoso “cosito de la pizza”: ¿Todo tiene que tener un nombre?

Carmen Hernández 7 min 0 Comentarios
Instituto Hispánico de Murcia - 5 formas de llamar al famoso “cosito de la pizza”: ¿Todo tiene que tener un nombre?

En nuestra vida cotidiana, estamos rodeados de objetos que usamos a diario sin pararnos a pensar si tienen un nombre oficial. Muchas veces, si alguien nos pregunta cómo se llama algo tan común como ese pequeño soporte de plástico que viene dentro de la caja de la pizza, dudamos o inventamos palabras al momento. Usamos términos genéricos o cariñosos como “cosa”, “cosita”, “chirimbolo” o “cacharro”, palabras que a veces suenan divertidas pero que reflejan una necesidad humana básica: ponerle nombre a lo que usamos.

¿Sabes cómo se llama realmente el pequeño soporte de plástico que hay en la pizza?

Seguro que te ha pasado: recibes tu pizza, levantas la tapa y ves ese pequeño artilugio con forma de mesita diminuta que impide que la caja se hunda sobre la pizza. Pero, ¿realmente tiene un nombre? ¿O simplemente es un “cosito” sin más?

La respuesta más común es “mesita”, ya que ese soporte parece una mesita con tres patas que sostiene la tapa. Sin embargo, muchas personas siguen usando nombres genéricos como “cosa”, “cosito”, “coso” o “chirimbolo” cuando no recuerdan o no saben el nombre exacto.

Curiosamente, la Real Academia Española registra la palabra “taburete”, que en el siglo XVII designaba un aro o triángulo de hierro con tres patas para colocar sartenes sobre el fuego. Aunque esta palabra ya no se usa para referirse a nuestro “cosito de pizza”, sí comparte la idea de un soporte de tres patas, lo que evidencia cómo los objetos pueden cambiar de función pero mantener cierta similitud en su forma y nombre.

¿Qué nombres alternativos reciben este pequeño objeto?

Además de “mesita” y “taburete”, hay quien llama a este soporte “aislante”, “aislador”, “separador” o “tope”, términos que describen bien su función: evitar el contacto entre la pizza y la caja para proteger la comida. Pero no solo eso, también hay quienes prefieren nombres más creativos y descriptivos como “guardapizza”, “salvarrelleno” o incluso usan el anglicismo “pizza saver”.

Es curioso cómo los nombres que inventamos para objetos reflejan no solo la función sino también la cultura y el humor de cada lugar. Por ejemplo, en países anglosajones, “pizza saver” es un término bastante extendido, mientras que en España preferimos términos más coloquiales y hasta cariñosos.

Los nombres más creativos y divertidos

No falta quien, con humor y un poco de exageración, llama a este “cosito” con nombres complicados y largos como “dispositivo de contención estructural protege-alimentos”, “adorable mesita de plástico en miniatura” o “enfatizador de pizzas”. Estas expresiones son una forma divertida de jugar con el lenguaje y ponerle énfasis a algo tan simple pero esencial.

Y es que, aunque parezca un objeto insignificante, el “cosito de la pizza” es indispensable en la experiencia de comer pizza a domicilio. Sin él, la tapa aplastaría el queso, los ingredientes se pegarían al cartón y la pizza llegaría hecha un desastre. ¡Un héroe anónimo!

¿Y tú? ¿Qué palabras usas para esos objetos sin nombre?

Esta pequeña duda sobre el nombre del soporte de pizza nos lleva a una reflexión más amplia: ¿qué otras palabras usamos para referirnos a objetos cuyo nombre desconocemos o no recordamos?

En nuestro idioma, tenemos muchas palabras genéricas que nos sacan del apuro: “chirimbolo”, “chisme”, “cacharro”, “trasto”, “tontería”, “artilugio”, entre otras. Estas palabras tienen un origen curioso y un uso muy variado, pero todas cumplen la función de designar algo indefinido o cuyo nombre exacto no conocemos.

Por ejemplo, “chirimbolo” es una palabra de uso coloquial que suele referirse a cualquier objeto pequeño y extraño, sin una función específica conocida o que no sabemos nombrar. Es una palabra divertida que muchos usamos sin pensar en su origen.

Curiosidades sobre palabras para objetos sin nombre

El fenómeno de usar palabras genéricas para cosas sin nombre es común en todas las lenguas y culturas. Incluso en inglés existen términos similares como “thingamajig”, “whatchamacallit” o “doohickey” que se utilizan para referirse a objetos cuyo nombre se desconoce o se olvida en el momento.

Esto no solo demuestra la riqueza y flexibilidad del lenguaje, sino también cómo nuestra mente busca soluciones rápidas para comunicarse en situaciones cotidianas. Es algo muy humano inventar nombres o usar palabras comodín para seguir adelante en una conversación.

Otra curiosidad interesante es que muchos de estos términos genéricos se vuelven tan populares que terminan adoptándose oficialmente o pasan a formar parte del argot popular, como ha ocurrido con “chirimbolo” en el español coloquial.

Un poco de historia sobre la pizza y sus accesorios

Para entender mejor el famoso “cosito de la pizza”, vale la pena hacer un pequeño viaje al pasado de la pizza. Este plato, que ahora es una de las comidas más populares del mundo, tiene su origen en Italia, aunque versiones similares existían en otras culturas. La pizza moderna nació en Nápoles en el siglo XVIII.

Cuando la pizza empezó a distribuirse en cajas para llevar, surgió el problema de que la tapa aplastara los ingredientes. Fue entonces cuando alguien tuvo la idea simple pero brillante de incluir ese pequeño soporte de plástico en medio de la caja, que hoy conocemos como “pizza saver” o “mesita”.

Este invento fue patentado en Estados Unidos en 1985 por Carmela Vitale, una mujer italiana que trabajaba en el negocio de pizzas. Desde entonces, ese “cosito” ha sido un compañero indispensable de la pizza para llevar.

¿Sabías que el “cosito” puede salvar no solo la pizza?

Aunque su uso principal es evitar que la caja aplaste la pizza, algunos emprendedores han pensado en adaptar o modificar este pequeño soporte para otros fines. Por ejemplo, en algunas regiones se han creado versiones más grandes o resistentes para proteger otros alimentos delicados durante el transporte.

Además, existen proyectos ecológicos que buscan fabricar estos soportes con materiales biodegradables o reciclados para reducir el impacto ambiental. Porque, aunque pequeño, este objeto genera una gran cantidad de residuos plásticos a nivel global, y la conciencia ambiental está impulsando cambios en su producción.

Conclusión: el lenguaje y los objetos cotidianos

En definitiva, el “cosito de la pizza” es mucho más que un simple objeto: es un símbolo de cómo el lenguaje se adapta a nuestras necesidades, cómo la cultura y el humor influyen en las palabras que usamos, y cómo hasta lo más cotidiano tiene una historia y una función importante.

Te invitamos a fijarte la próxima vez que pidas una pizza y observes con atención ese pequeño héroe que protege tu comida. Y, claro, a que nos cuentes: ¿cómo llamas tú a ese “cosito”? ¿Usas “mesita”, “chirimbolo”, “guardapizza” o alguna palabra inventada? ¡Nos encantará saberlo!

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ESCRITO POR Carmen Hernández
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¡Hola! Mi nombre es Gabriela. Soy una chica bastante extrovertida, con ganas de hacer cosas nuevas y, como no, de conocer personas de diferentes partes del mundo. Me encantan los animales, la naturaleza, la fotografía y el arte. Además, toco el clarinete.

Estudié Grado en Publicidad y Relaciones Públicas, un máster en Marketing Digital, otro máster en Formación del Profesorado, un post-máster en Habilidades y Liderazgo Empresarial y la especialización en Neuromarketing.

Estaré encantada de recibirte y poder resolver todas tus dudas con la mejor de mis sonrisas y atenciones.