El jamón es uno de los alimentos más emblemáticos y apreciados de la cocina española. En España, la tradición, la cultura y la pasión por este manjar se entrelazan con su elaboración artesanal y la diversidad de razas de cerdos. Desde los jamones serranos hasta los jamones ibéricos y las paletillas, cada variedad tiene sus propias características y sabores únicos.
En este artículo, exploraremos la historia y la importancia del jamón en España, así como las diferencias entre los distintos tipos de jamón y las denominaciones de origen que garantizan su calidad.
El jamón en la cultura y tradición española
El jamón ocupa un lugar destacado en la cultura y tradición española. Se considera un símbolo de celebración y se utiliza en numerosas ocasiones especiales, como bodas, fiestas y reuniones familiares. En España, el jamón no solo es un alimento, sino que también representa el orgullo de la gastronomía local y el saber hacer transmitido de generación en generación.
Elaboración del jamón y las razas de cerdo
La elaboración del jamón en España es un proceso minucioso que combina técnicas ancestrales con estándares de calidad modernos. Las principales razas de cerdo utilizadas son el cerdo blanco, el cerdo ibérico y el cerdo duroc. Cada raza tiene características distintivas que influyen en el sabor y la textura del jamón resultante.
Tipos de jamón: diferencias y características
Existen diferentes tipos de jamón en España, cada uno con sus propias características y métodos de elaboración. Algunos de los más conocidos son:
1. Jamón Serrano
Proviene de cerdos blancos y se cura en áreas de montaña con condiciones climáticas óptimas. Tiene un sabor delicado y un precio más asequible que otras variedades. ¿Por qué es más barato el serrano? Por su producción y estilo de vida (mucho más masiva e industrial; los cerdos no se crían en libertad) y la alimentación del animal (a base de cereales y piensos).
2. Jamón Ibérico
Procede de cerdos ibéricos alimentados con bellotas. Se divide en diferentes categorías según la alimentación del cerdo, como el jamón de bellota 100% ibérico, el de bellota ibérico y el de cebo de campo ibérico. Es famoso por su sabor intenso y su grasa infiltrada.
– De bellota. Se alimenta exclusivamente en su fase final de engorde a base de bellotas y hierbas. «Pasa de unos 105 kg a los 175 finales», dice Rivas. «Estos animales sólo se pueden engordar entre noviembre y marzo en las dehesas del suroeste peninsular». Pueden llevar un precinto rojo (si son 50 % / 75 % ibérico) o negro (100 % ibérico).
– De cebo de campo. En su fase final de engorde se alimentan de piensos (trigo, cebada, maíz… ) y pastos naturales porque pastan en libertad, pero no comen bellotas. Además, no existen cerdos de cebo de campo 100 % ibéricos. Llevan precinto verde independientemente del % racial.
– De cebo. Se alimentan con cereales y «piensos comerciales y sin posibilidad de salir al campo», explica Rivas. Las Denominaciones de Origen no los certifican. Llevan precinto blanco y son normalmente del 50 % de raza ibérica.
3. Paletilla
Es similar al jamón, pero se obtiene de las patas delanteras del cerdo. Tiene un sabor jugoso y una menor cantidad de grasa que el jamón.
4. Recebo
Se obtiene de cerdos que han sido alimentados con una mezcla de bellotas y piensos. Tiene un sabor intermedio entre el jamón serrano y el jamón ibérico.
Razas de cerdos
Sin embargo, existen varias en el mundo, cada una con características distintivas en cuanto a tamaño, color, conformación y cualidades de la carne. A continuación, mencionaremos algunas de las más conocidas:
1. Cerdo Blanco o Landrace
Esta es una de las razas más comunes y extendidas a nivel mundial. Se caracteriza por tener un cuerpo largo, orejas caídas y piel blanca. Es conocido por su carne magra y su capacidad para adaptarse a diferentes climas.
2. Duroc
Esta raza se originó en Estados Unidos y es reconocida por su color rojizo o rojo intenso. Los cerdos Duroc tienen un cuerpo robusto, orejas caídas y un buen desarrollo muscular. Su carne es jugosa, tierna y sabrosa, con un buen marmoleo de grasa intramuscular.
3. Berkshire
Originario de Inglaterra, el cerdo Berkshire es fácilmente reconocible por su color negro con manchas blancas en la cara, patas y cola. Se destaca por tener una carne sabrosa y marmoleada, con un alto contenido de grasa intramuscular que le aporta jugosidad y sabor.
4. Ibérico
La raza ibérica es originaria de la península ibérica, en particular de España y Portugal. Se subdivide en tres variedades principales: el cerdo ibérico de bellota, el de cebo de campo y el de cebo. Estos cerdos son conocidos por su capacidad para aprovechar las bellotas y hierbas en su alimentación, lo que contribuye al sabor y la textura únicos de su carne.
5. Tamworth
Esta raza, originaria de Inglaterra, se caracteriza por su color rojizo o gingery y sus orejas puntiagudas. Los cerdos Tamworth son considerados una raza rústica y se aprecian por su carne sabrosa y magra.
Estas son solo algunas de las razas de cerdos más conocidas, pero existen muchas otras en diferentes partes del mundo, cada una con sus propias características y cualidades específicas en términos de carne y adaptabilidad a diferentes entornos.
Denominaciones de origen: garantía de calidad
En España, el jamón se protege y regula mediante denominaciones de origen, que certifican su calidad y origen geográfico. Algunas de las denominaciones de origen más reconocidas incluyen la Denominación de Origen Protegida (DOP) Jabugo, la DOP Guijuelo y la DOP Dehesa de Extremadura. Estas denominaciones garantizan que el jamón ha sido elaborado siguiendo estándares específicos y cumpliendo con requisitos de calidad rigurosos.
¿Cómo es el proceso de curación de un jamón?
El proceso de curación de un jamón es una parte esencial de su elaboración, ya que es lo que le da su sabor característico y su textura única. A continuación, describimos el proceso general de curación de un jamón:
Sacrificio y salazón
Una vez que el cerdo ha sido sacrificado, se procede a la extracción de las patas traseras, que se utilizan para hacer los jamones. Las patas se someten a un proceso de salazón, donde se les aplica sal marina para eliminar la humedad y preservar el jamón. La sal se frota de manera uniforme en la superficie y se deja reposar durante un período determinado, generalmente de uno a dos días por kilogramo de peso.
Limpieza y reposo
Después de la salazón, se retira el exceso de sal del jamón mediante un lavado o cepillado suave. Luego, se cuelga en una bodega o secadero especial, donde comienza el proceso de reposo. Durante esta etapa, los jamones se dejan colgados en un ambiente controlado con una temperatura y humedad específicas.
Secado y maduración
Durante el secado, los jamones pierden agua gradualmente y adquieren una textura firme. Las bodegas o secaderos están diseñados para proporcionar las condiciones adecuadas de temperatura y humedad, lo que permite que los jamones se sequen de manera uniforme y se desarrollen los sabores y aromas característicos. Esta fase puede durar varios meses, e incluso años, dependiendo del tipo de jamón y la calidad deseada.
Maduración en bodega
Después del secado, los jamones se trasladan a bodegas de maduración, donde continúa el proceso de envejecimiento. En estas bodegas, los jamones se someten a cambios de temperatura y humedad controlados, lo que contribuye a la intensificación de su sabor y aroma. Durante esta etapa, se produce una infiltración lenta de la grasa en la carne, lo que aporta jugosidad y suavidad al jamón.
Cata y clasificación
Una vez que los jamones han alcanzado la madurez deseada, se someten a una cata o degustación por parte de expertos para evaluar su calidad. Se clasifican en función de criterios como el aroma, el sabor, la textura y la apariencia, y se les asigna una categoría según la normativa correspondiente.
Es importante destacar que este proceso de curación puede variar dependiendo del tipo de jamón, la región y los métodos tradicionales utilizados por cada productor. Cada etapa es crucial para lograr un jamón de alta calidad que sea una auténtica delicia para el paladar.
El jamón es un tesoro culinario en España, arraigado en la tradición y la cultura del país. La diversidad de razas de cerdos, los métodos de elaboración artesanales y las denominaciones de origen contribuyen a la excelencia y el renombre internacional de los jamones españoles. ¡Una auténtica delicia para los amantes de la buena cocina!
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