¿Conoces el origen de la palabra eslogan?

Carmen Hernández 6 min 0 Comentarios
Instituto Hispánico de Murcia - ¿Conoces el origen de la palabra eslogan?

Seguro que has oído mil veces la palabra eslogan en anuncios, campañas políticas, marcas famosas y redes sociales. Lo usamos para referirnos a esa frase corta, pegadiza, que se queda grabada en nuestra cabeza y que nos hace pensar en un producto o una idea. ¿Pero sabes de dónde viene esa palabra que parece tan moderna y publicitaria? Pues te sorprenderá saber que tiene raíces mucho más antiguas y curiosas de lo que imaginas.

¿Qué es un eslogan?

Antes de meternos en la historia, definamos bien qué es un eslogan. En pocas palabras, un eslogan es una frase breve, un lema o consigna que se crea para ser fácil de recordar y que representa a un producto, empresa, campaña o causa. Por ejemplo, “Just Do It” de Nike o “Porque yo lo valgo” de L’Oréal son eslóganes que funcionan como una especie de sello, una identidad que conecta con la gente.

Aunque hoy nos parezca un concepto de marketing actual, la palabra eslogan es relativamente reciente en el español. Apareció en nuestra lengua hace solo unas décadas y no fue reconocida oficialmente por la Real Academia Española hasta 1984, lo que da una pista de que es un término importado que tuvo que adaptarse.

Pero el origen etimológico de eslogan es mucho más antiguo y fascinante.

El viaje del eslogan desde la guerra hasta la publicidad

La palabra eslogan viene de la castellanización del inglés slogan. En inglés, sin embargo, slogan no es una palabra nativa, sino que ellos mismos la adoptaron del gaélico escocés e irlandés sluagh-ghairm. En ese idioma celta, sluagh significa “ejército” o “clan” y gairm es “grito” o “llamada”. Por lo tanto, literalmente, sluagh-ghairm significa “grito de guerra”.

Imagínate a los clanes irlandeses y escoceses de la Edad Media, guerreros con sus armaduras y espadas, gritando un sluagh-ghairm para animarse, coordinarse y asustar al enemigo justo antes de lanzarse a la batalla. Ese grito de guerra servía para unir a los combatientes, fortalecer su espíritu y darles coraje en momentos decisivos.

Con el paso de los siglos, este término gaélico fue tomado por el inglés en el siglo XVI como slogorne o slogorn, para referirse a esa consigna o grito colectivo que movilizaba a un grupo. Luego, con la evolución del idioma, pasó a ser slogan, palabra que mantiene la idea de una frase corta y potente que representa a un grupo o causa.

Así que, cuando usamos la palabra eslogan, en realidad estamos invocando, sin darnos cuenta, ese antiguo grito de guerra celta que resonaba en las montañas y castillos de Escocia e Irlanda.

¿Cómo llegó el eslogan a la publicidad?

Aunque el slogan original era un grito de guerra, su función básica —la de comunicar un mensaje corto y contundente para unir o influir en un grupo— lo convirtió en una herramienta perfecta para otros ámbitos. Durante los siglos XIX y XX, con el auge de la publicidad, la política y los movimientos sociales, el slogan fue adoptado para sintetizar ideas complejas en frases breves y memorables.

En publicidad, el eslogan se convierte en la identidad verbal de una marca. Es lo que hace que un producto sea reconocido al instante y que su mensaje calé en el consumidor. En política, un eslogan puede movilizar a millones y definir campañas electorales.

Por ejemplo, eslóganes famosos como “I want you” con la imagen del Tío Sam en EE.UU. durante la Primera Guerra Mundial o “Yes, we can” de Barack Obama en 2008, son ejemplos modernos de cómo ese grito original de guerra y unidad pasó a ser un arma comunicativa en la sociedad contemporánea.

Curiosidades sobre el eslogan y su evolución

  • El slogan llegó al español a través del inglés, pero tardó mucho en aparecer en los diccionarios, pues es un término que se popularizó sobre todo con el auge de la publicidad de masas en el siglo XX.
  • Aunque ahora pensamos en el eslogan como algo comercial, la palabra originalmente estaba muy lejos de las tiendas y los anuncios. Era algo que se gritaba con fuerza en la batalla para unir a las tropas.
  • La castellanización de slogan como eslogan es un ejemplo interesante de cómo el español adapta términos extranjeros añadiendo vocales para facilitar la pronunciación, como pasa con esquí (del inglés ski) o espaghetti (del italiano spaghetti).
  • En otros idiomas también existen variaciones de esta palabra con la misma raíz celta, por ejemplo en francés es slogan, en italiano también slogan, pero en español hemos preferido la forma eslogan para hacerla más natural a nuestro oído.

El uso de eslóganes en publicidad se disparó en la segunda mitad del siglo XX con la revolución de los medios masivos, la televisión y el marketing moderno.

¿Y qué hace que un eslogan funcione?

Un buen eslogan tiene que cumplir varias cosas para “pegar” en la mente de las personas:

  1. Ser corto y simple. Nada de frases largas y rebuscadas. Tiene que ser fácil de recordar.
  2. Transmitir un mensaje claro. Debe resumir la esencia de la marca o campaña.
  3. Generar emoción. Un eslogan que conecta con sentimientos tiene más poder.
  4. Ser único. Que se diferencie de otros para que quede grabado en la memoria.

Por ejemplo, “Porque yo lo valgo” no solo vende cosméticos, sino que habla de autoestima y empoderamiento, creando una conexión emocional con su público.

El poder de las palabras: de un grito de guerra a un lema que vende

Así que la próxima vez que veas un anuncio con un eslogan pegadizo, recuerda que detrás de esa frase aparentemente sencilla hay una historia milenaria. Lo que hoy es una herramienta clave del marketing y la comunicación empezó como un grito tribal, una llamada a la unidad y la valentía en antiguas batallas de clanes celtas.

El eslogan es un ejemplo vivo de cómo las palabras viajan, evolucionan y se adaptan a las necesidades de cada época. Y aunque hoy nos ayude a elegir una marca de zapatillas o un partido político, en su esencia siempre conserva esa fuerza original que tenía el sluagh-ghairm: el poder de unir a las personas a través de un mensaje que todos entienden y sienten.

 

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ESCRITO POR Carmen Hernández
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¡Hola! Mi nombre es Gabriela. Soy una chica bastante extrovertida, con ganas de hacer cosas nuevas y, como no, de conocer personas de diferentes partes del mundo. Me encantan los animales, la naturaleza, la fotografía y el arte. Además, toco el clarinete.

Estudié Grado en Publicidad y Relaciones Públicas, un máster en Marketing Digital, otro máster en Formación del Profesorado, un post-máster en Habilidades y Liderazgo Empresarial y la especialización en Neuromarketing.

Estaré encantada de recibirte y poder resolver todas tus dudas con la mejor de mis sonrisas y atenciones.