Son personajes paremiológicos, es decir, personas que han pasado a la historia a través de la tradición oral, en frases propias, chascarrillos y refranes. Tras arduas investigaciones, en Instituto Hispánico de Murcia os dejamos los resultados que desenmascaran a estos ilustres personajes.
La Bernarda
“Esto es el coño de la Bernarda”.
El origen de Bernarda ha sido más difícil de situar de lo que imaginábamos. Podría ser una prostituta de la Sierra de Sevilla, que dejó el pabellón- su pabellón- bien alto, y asunto terminado. Pero, ¿que tenía ese coño que no tuviese otro? ¿Por qué el sentido hoy día es el de una situación o lugar mal organizado y desordenado? ¿Estamos hablando de un coño o de una despensa? No, no me cuadra lo de la prostitución del todo.
Hay otra versión -todo mucho más cercano a la leyenda y al mito que a la realidad- que nos sitúa a Bernarda en Atarfe (Granada), allá por el siglo XVI. En esta ocasión, es santera. Se supone que el “método curativo” de Bernarda pasaba por el poder de su entrepierna. Más concretamente, por introducir la mano de quien deseaba curarse, en el coño de la santera Bernarda.
¿Ese año la cosecha iba mal y el agricultor estaba preocupado? Allí que el buen hombre metía su mano y que empezaban a brotar las coles. ¿Que una mujer no se quedaba embarazada? Pues nada nada, el mismo método y allí que paría trillizos. Y así con todos y todas. Porque el coño de la Bernarda no discriminaba ni hacía ascos a ninguna petición. De hecho, al parecer, era tan curativo que su fama se extendió, y se armaban grandes peregrinaciones para básicamente, meter la mano donde no se debía… Bueno, en este caso, sí se debía.
Pero es que, Bernarda y su leyenda, da aún para más trama increíble. Dicen que a los años de morir, Bernarda fue desenterrada, y ¿adivináis qué parte de su cuerpo encontraron intacta? Pues eso. Pero es que, ni cortos ni perezosos, se lo llevaron a la Iglesia del pueblo, lo metieron en una urna dorada, para la adoración de peregrinos que por allí pasaban. ¡Menuda fantasía de historia!
Calleja
“Tienes más cuento que Calleja”
Saturnino Calleja tiene un origen más rastreable, y sobre todo más cabal que Bernarda. Fue pionero en el oficio de editor de libros, en concreto: libros de texto y cuentos infantiles. Es como editor de estos últimos, que ganó su fama y respeto dentro del oficio. Y no sólo eso, si no que da todo el sentido a la expresión: “tienes más cuentos que Calleja”, porque Saturnino tenía literalmente un montón (miles) de cuentos que él mismo publicaba.
Perico “el de los Palotes” y Abundio
Dos tontos muy tontos. “Eres más tonto que Perico el de los Palotes” “Eres más tonto que Abundio”.
Dos personajes que la historia ha tratado de bobos. En el caso de Perico, ya el capellán de Felipe II (S. XVI) describe a «Perico el de los palotes» como «un bobo que tañía con dos palotes». En este caso, los “palotes” eran las baquetas para tocar el tambor. Perico no era una persona concreta, podría ser “un cualquiera”.
Abundio, sin embargo, tiene diferentes orígenes, porque él no era un cualquiera. Abundio es como Lepe y los leperos (pobrecitos). Arrastra consigo una retahíla de chistes y chascarrillos haciendo referencia básicamente a sus pocas luces. Eres más tonto que Abundio, “que vendió los zapatos para comprarse los cordones o que fue a vendimiar y se llevó uvas de postre”.
Muchas señales nos llevan a Córdoba. Hubo un Abundio en el S. XVIII, que al parecer “pretendió regar un cortijo con solo orinar”. Pero también surge otro Abundio en Navarra. Al parecer, tras ser enviado por los dueños de una huerta al pueblo a por bolados (pedazo de azúcar), este tal Abundio para mantenerlos frescos, se dedicó a ir sumergiendo la cesta en acequias durante todo el trayecto de vuelta… Por otra parte, Abundio Martínez de Soria, capitán de fragata en la Guerra de Filipinas decidió hacerse el valiente o más bien el temerario, enfrentándose prácticamente sólo a la armada estadounidense, resultando que lo hundieran a él y a su hermoso barco, en menos que canta un gallo.
En resumidas cuentas, parece ser que el nombre de Abundio, independientemente del lugar de procedencia, lleva implícito tener no más de dos luces. Así que cuidado como bautizan a sus hijos.
fuente: culturainquieta
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