En Murcia, el mes de marzo ya huele a primavera. El sol calienta las terrazas, los almendros están en flor y en las calles se respira ese ambiente alegre y relajado que tanto nos caracteriza. Pero hay algo más que nos anuncia que la estación del buen tiempo ha llegado: la llegada de nuestros amigos del norte. Un año más, hemos tenido el placer de recibir en nuestro instituto a un grupo de estudiantes noruegos del Stryn Vidaregåande Skule, un colegio de secundaria situado en la pintoresca ciudad de Stryn, al oeste de Noruega, rodeada de fiordos, montañas y glaciares.
Para nosotros, esta visita ya no es simplemente un viaje escolar: es una tradición internacional que celebramos con entusiasmo. Y es que este grupo no viene por casualidad. Cada año, nos eligen como destino para mejorar su español, convivir con una cultura diferente y descubrir todo lo que nuestra tierra puede ofrecer. Y cada año, regresan a casa con el corazón un poco más murciano.
¿Quiénes son los estudiantes de Stryn?
Stryn Vidaregåande Skule es un instituto público de secundaria que cuenta con aproximadamente 300 alumnos y unos 60 trabajadores. A pesar de ser un centro pequeño, destaca por su apertura internacional y por su interés en fomentar el aprendizaje de lenguas extranjeras. Muchos de sus alumnos eligen el español como segunda o tercera lengua, y es precisamente por eso que año tras año preparan esta experiencia: para practicar en contexto real todo lo aprendido en clase y, al mismo tiempo, conocer otra forma de vivir.
Pero no te imagines a un grupo tímido o distante: los estudiantes de Stryn suelen ser curiosos, simpáticos, muy educados y con muchas ganas de participar. Aunque al principio puedan parecer reservados, en cuanto se sienten cómodos… ¡empiezan a hablar español sin parar!
Una inmersión completa en español (y en murciano)
Durante su estancia, los chicos y chicas noruegos participan en un programa completo de inmersión lingüística y cultural. Cada mañana asisten a clases de español adaptadas a su nivel, donde trabajan expresiones útiles, situaciones prácticas y, por supuesto, ¡un poco del español coloquial que no aparece en los libros! Desde pedir un café con leche hasta entender lo que significa “¡Qué caló, pijo!” o “nos vamos de tapeo”.
Las clases están diseñadas para que se sientan cómodos y motivados: dinámicas, participativas y llenas de actividades comunicativas. Además, el hecho de estar rodeados de hispanohablantes las 24 horas del día les da la oportunidad de aprender de manera natural, espontánea y divertida, que es como realmente se aprende un idioma.
Más allá del aula: una ciudad para descubrir
Pero su aprendizaje no se queda entre cuatro paredes. Murcia es una ciudad perfecta para aprender español porque es segura, cálida, acogedora y llena de vida. Los estudiantes tienen la oportunidad de recorrer el centro histórico, visitar la Catedral, pasear por el río Segura, perderse por las callejuelas del Barrio del Carmen o sentarse en una terraza de la Plaza de las Flores a observar el ritmo tranquilo de la ciudad.
El programa cultural incluye visitas a lugares emblemáticos, como el Teatro Romea o el Casino de Murcia, así como actividades más experienciales: talleres de cocina, clases de baile, rutas gastronómicas o excursiones a Cartagena, La Manga o los parques naturales cercanos. En cada actividad, los estudiantes no solo practican el idioma, sino que también viven la cultura desde dentro.
Choques culturales… ¡y muchas risas!
Uno de los aspectos más divertidos de este tipo de viajes es el encuentro entre dos culturas tan distintas. Para muchos de ellos, la vida en Murcia es completamente diferente a la de su Noruega natal: aquí hay más ruido, más contacto físico, más improvisación. Aquí se come tarde, se habla alto y se sonríe al desconocido. Todo eso les llama la atención… y, en muchos casos, ¡les encanta!
Eso sí, también hay momentos de sorpresa: el calor de marzo ya les parece verano, se extrañan de que no todos los bares acepten pago con tarjeta, y algunos todavía no entienden del todo la costumbre de compartir platos al centro. Pero poco a poco se adaptan, aprenden a pedir “una caña y una tapa”, a saludar con dos besos y a moverse como pez en el agua entre la gente.
Y como el humor es universal, no faltan las anécdotas: confusiones con palabras (como decir “embarazada” en vez de “avergonzada”), malentendidos en los menús (“¿esto lleva carne?”) o bailes improvisados en medio de la calle durante una ruta turística. ¡Son recuerdos que quedarán para siempre!
Un intercambio que transforma
Para los estudiantes, este viaje no es solo una práctica de español: es una experiencia que abre la mente, fortalece la autonomía y despierta el interés por otras culturas. Para muchos de ellos, es la primera vez que viajan sin sus familias, que se comunican en una lengua extranjera fuera del aula o que prueban una gastronomía completamente distinta. Es también una oportunidad para hacer nuevos amigos, enfrentarse a pequeños retos cotidianos y crecer como personas.
Y para nosotros, como institución, es un privilegio poder compartir con ellos nuestro idioma, nuestra ciudad y nuestra forma de vivir. Cada grupo que nos visita nos enriquece, nos enseña y nos conecta con el mundo.
Hasta pronto, Stryn… ¡Murcia os espera siempre!
Cuando llega el día de la despedida, hay sonrisas, abrazos, intercambios de redes sociales… y también alguna que otra lágrima. Porque en tan solo una semana se crean vínculos, se comparten momentos, se descubren cosas nuevas y se empieza a ver el mundo con otros ojos.
A todo el grupo de Stryn Vidaregåande Skule, gracias por elegirnos, por vuestra actitud tan positiva y respetuosa, por las ganas de aprender y por todo lo que nos habéis dejado. Os deseamos lo mejor en vuestro aprendizaje del español y, por supuesto, esperamos volver a veros muy pronto. Las puertas de Murcia siempre estarán abiertas para vosotros.
¿Y tú? ¿Te gustaría vivir una experiencia como esta, aprender español de verdad y conocer una de las ciudades más acogedoras del Mediterráneo? ¡Entonces ya sabes: Murcia te está esperando!



