El presidente de la República, Emmanuel Macron, ha anunciado (en marzo de 2018) un gran plan nacional dedicado a relanzar el idioma como lengua global. Para su discurso, Macron llamó a los profesores del idioma a ser «militantes del francés» y se comprometió a poner todo el orgullo nacional en la tarea.
Pero el plan de Macron por el francés aún no tiene contenido ni presupuesto. «La gran baza del francés para seguir siendo un idioma internacional es África.
África es el único continente en el que la población seguirá creciendo en el siglo XXI.», explica el economista José Luis García Delgado.
Lo malo es que la posición de la lengua en África es problemática. En Dakar, los taxistas y los camareros saludan «Comment ça va?» a los europeos, en una versión un poco rudimentaria del idioma; sin embargo, entre ellos hablan en lenguas africanas. Nada que ver con lo que ocurre en América Latina con el español.
La comparación del francés con el español es inevitable.
Las dos lenguas compiten por ser el segundo idioma global del mundo por detrás del inglés.
La prueba es que, en el mismo mes en el que Macron llamó a defender su idioma, el Gobierno de España presentó un programa muy parecido, dedicado a promover el idioma en el extranjero.
También aquí, el contenido de ese proyecto está sin aclarar. Se sabe que habrá exenciones fiscales para las empresas que lo patrocinen, que habrá embajadores del idioma español que implicará a varios ministerios y que el organismo que lo coordine será Marca España.
Entonces, se descubre que el francés es fuerte en África y en otros territorios en los que ya es oficial como Canadá, además de Rusia, la India y los países hispanohablantes de América Latina.
En cambio, el español tiene su demanda en Japón, China, Brasil, Europa y en los países de habla inglesa, incluidos los Estados Unidos. Menos territorios, pero más ricos e influyentes.
¿Quién ganará esta batalla?
fuente: elmundo
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